jueves, 16 de abril de 2015

Nos pasamos la vida esperando a que pase algo, y lo único que pasa es el tiempo

Hoy, 16 de abril, hemos hablado en clase de un tema muy interesante para mí. Bueno, en verdad, este tema lo tratamos en la sesión anterior cuando Pilar nos propuso que aprovecháramos y cuidáramos nuestro tiempo, tratando de ir sin prisas a los sitios y vivir de una forma más tranquila.

Personalmente, me ha gustado hablar del tiempo porque yo soy una persona que no sé como lo hago, pero siempre llego tarde. Es cierto que yo me preparo mentalmente para repartir mi tiempo y poder hacer las cosas sin prisas, pero creo que tengo que cambiar algo porque esto no funciona.
Una de las cosas que me lleva a reflexionar sobre mi impuntualidad actual es mi exacta puntualidad cuando era pequeña, ya que llegaba a los sitios con mucho tiempo de antelación y tenía que esperar, por ejemplo, a que abrieran las puertas del colegio o esperar en la fila hasta que mis amigos llegaran. Creo que esto me ha llevado a odiar la espera, por lo que apuro tanto el tiempo que al final siempre llego tarde. Esto lo he visto reflejado hoy, por ejemplo: yo sabía desde el principio que iba a llegar un poco tarde a clase porque he salido de mi casa más tarde de lo normal, por lo que no iba a poder coger el tren de siempre. Pero encima, por si eso era poco, he estado bastante tiempo parada en el tren en la estación de Sol porque algún pasajero había pulsado la alarma. Esta vez he tenido suerte porque la profesora ha estado en la misma situación que yo, pero si no, hubiera llegado cuando la clase estuviera empezada. Y, aunque no lo creáis, la verdad es que no me gusta. Es más, he estado pensando mucho sobre ello y cada vez me doy más cuenta de que es muy importante salir de casa con tiempo de sobra porque puede pasar cualquier imprevisto.

Por lo general, la gente se suele enfadar cuando llego tarde porque piensan que lo hago a propósito, pero es obvio que, como a todo el mundo, tampoco me gusta llegar tarde; sin embargo, luego por una razón u otra, al final siempre llego muchos minutos más tarde de la hora de quedada. Mis amigas o familiares me suelen decir que "encima que llego tarde, voy tan tranquila". Es verdad, tienen toda la razón porque no me agobio por llegar tarde, pero tampoco creo que sea un problema súper grave para llorar o amargarme. Por supuesto, que por dentro "me enfado" conmigo misma por llegar siempre impuntual, pero tampoco creo que eso sea un motivo para dejar de sonreír a la gente tan maravillosa que me rodea.

Por el contrario, igual que digo que siempre llego tarde, quiero destacar que a los acontecimientos importantes nunca llego tarde, sino al revés, llego muy, muy pronto (incluso una hora antes). Esto ocurre los días que tengo examen o, por ejemplo, el año pasado cuando tuve que ir a hacer la Prueba de Acceso a la Universidad (más conocida como "la temida Selectividad"). Otros acontecimientos importantes son los que tienen una hora y fecha concreta, como alguna boda, cenas navideñas o partidos de balonmano, a los que tampoco suelo llegar tarde; pero sí es cierto que salgo de casa más tarde de la hora que mis padres tenían prevista. Para estos acontecimientos, yo me reparto mi tiempo mentalmente al igual que para otro tipo de acontecimientos, pero es cierto que para éstos, es en ese momento o nunca. Sin embargo, cuando quedo con mis amigas, no siento esa presión porque si no las veo a la hora que habíamos quedado, las voy a seguir viendo aunque sea media hora más tarde.

Para terminar el tema de mi impuntualidad, quiero decir que uno de mis propósitos de todos los años es "llegar puntual a los sitios". Y no sé si será mañana, el año que viene o, incluso, dentro de 5 años, lo que sí sé es que lo conseguiré porque quien la sigue, la consigue. ¡Y yo no dejaré de intentarlo, os lo aseguro!

Por otro lado, me gustaría deciros que el tiempo es oro, así que, aprovechadlo. El tiempo está pasando constantemente y hay que disfrutar cada momento que nos da esta vida. Hay momentos buenos y malos, claro está, pero no hay que desaprovechar ni un segundo. Así que, a partir de ahora voy a intentar repartirme mejor el tiempo para no ir corriendo a los sitios; pero siempre disfrutando, por supuesto. Y, bueno, también quiero comentaros que, a pesar de que siempre llego tarde a los sitios, soy una chica muy responsable, organizada y perfeccionista; por lo que no me importa invertir el tiempo que haga falta en trabajos, estudios, vestirme, comer...lo que sí me importa es que todo lo que haga quede lo mejor posible para estar orgullosa de ello.
Además, haciendo de nuevo referencia a la espera, es verdad que odio la espera física (llegar pronto y tener que esperar a una persona 15 minutos, por ejemplo); pero sí creo y me gusta la espera abstracta, es decir, que las cosas a corto plazo a lo mejor no tienen tanta importancia, pero esperando un tiempo, se verá el resultado. Así que, aquí os dejo una frase que me encanta y me motiva mucho siempre que estoy baja de ánimos porque pienso que no puedo o que no voy a conseguir algo: "Nada es imposible para el que sabe esperar". Es más, este verano, cuando pinté mi habitación, decidí escribirme esta frase en la pared que está al lado de mi cama para saber desde que me levanto que puedo con todo.



Fdo: Andrea Sobrino Verde

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