jueves, 16 de abril de 2015

Dulce Mándala

Cuando entre a la gran aula de Educación artística aquel jueves de abril, pude observar en las grandes y alargadas mesas cantidades de obleas, chocolate, regaliz y una gran variedad de chucherías, era como estar en una gran feria. No solo por las golosinas, sino también por el ambiente colorido, alegre que impregnaba el ambiente en ese salón.

Al dirigirme a la mesa donde estaban mis compañeras de clases, supe enseguida que el momento había llegado. Era el día de crear un dulce mándala, un mándala en dulce. Antes de comenzar con la creación, la profesora Pilar Pérez nos comentó varias cosas, pero lo que  evoque con total claridad, fue cuando nos mencionó nuevamente que cuando creamos un mándala todas nuestras energías se depositarían en él. Por eso nos sugirió que si nos apetecía podríamos ofrecerle a nuestras compañeras un trozo de nuestro mándala. Pero de la misma manera, menciono que si nos encontrábamos bajas de ánimos o no nos apetecía compartirlo tampoco pasaba nada. En ese momento, en mi mente vino una escena de una gran película “Como agua para el chocolate” dirigida por Alonso Arau, por eso, decidí no compartirlo. Pero sí que es cierto que me hubiese encantado hacerlo ¿No sería genial ver a una multitud de chicas lindas reírse? Sí es lo máximo.

Bien, cuando llego el momento de la elaboración de mi dulce mándala, no pensé en nada, nada en concreto solo empecé a elaborarlo, pero la verdad es que en breves momentos me detenía a mirarlo de perfil o desde otro punto, por así decirlo. No sé, era como para captar lo que estaba expresando o que detalle le faltaba. No quería analizarlo, es interesante la idea, pero en ese momento no quería o pretendía hacerlo. Solo quería expresar. Descubrí para mi sorpresa que en estos instantes solo quiero improvisar. Así mismo, sentí que ningún pensamiento rondaba por mi cabeza y es algo muy raro, porque suelo tener ideas o miles o millones de estas revoloteando por las callejas de mi mente.

Mi primer mándala lo decore con chocolate líquido, con el cual hice una flor y de esta partían líneas curvadas, en cada pétalo de la flor le coloque lacasitos de diferentes colore y lo bordee con piezas de chocolates. Cuando elabore el segundo, fue muy similar lo único que opte por hacerlo más sencillo, solo con la flor y las líneas curvas de chocolate líquido y utilice regaliz rojo para bordearlo. En realidad, como lo exprese una vez soy muy sencilla en la elaboración de obras. No sabría decir el porqué, pero es así.



 Ahora, diré que fue una clase muy especial no solo por elaborar mándalas con dulces, que ya  es decir bastante. Si no, porque después nuestra apreciada profesora nos habló de un tema que a mí en particular me intriga “el tiempo”…

  

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